jueves, 8 de mayo de 2014

Capítulo 8. Parte 1

Igual que había sucedido antes de salir del bosque de Elirdea, me mantuve al margen de la protección de los árboles unos angustiosos segundos mientras sentía el corazón latir desbocado entre las costillas. No me quería mover de ahí, tenía la venda sobre los ojos, pero aún así sentía el susurro de las hojas en la nuca diciendo que me quedara.

Sentí frió. Un calambre me recorrió la columna y me hizo temblar levemente mientras aspiraba con fuerza por entre los dientes.

      - Helena - insistió Ian. Supuse que debía de llevar más de lo que pensaba parada como columna. Me mordí la lengua tragándome el reproche que quería soltarle a Ian pidiendo que me tuviera paciencia. Finalmente me callé y tomando aire di un paso al frente. Me temblaron las piernas.

Comencé a caminar, después de unos cuantos pasos me detuve. Llevaba caminando como si nada a pesar de solo ver oscuridad. Trate de disimularlo lo mejor que pude y extendiendo con cuidado las brazos a sus costados y al frente busque a Ian. Di un respingo cuando lo sentí y mis pies se enredaron cuando el me jaló con poca delicadeza.
   Arrugué el ceño y apreté los dientes. No tenía por que ser así, desde la noche en que intento besarme había estado demasiado distante, demasiado frió, demasiado vengativo. Parecía un niño chiquito. Volví a morderme la lengua y conté hasta 20, no 40. Veinte por la paciencia y 20 para apaciguar el miedo.

Cuando sentí la piedra bajo mis pies y el bullicio aumentando de volumen apreté por inercia a Ian. Sentí una gota de sudor frio recorrerme la espalda.

Capítulo 7



   
  

Estamos de regreso

Como el titulo dice: ¡ESTAMOS DE REGRESO! 
Quiero pedir disculpas a todos aquellos que intentaron leer el blog, pero no se encontraba y por mi desaparición sin ningún aviso.
Esta vez les escribo para decirles que Helena ha regresado y oscuros retoma la marcha iniciando hoy. Espero que a pesar del tiempo, sigan encontrando un momento en su día para leerlo.

Besos Jane. 


lunes, 10 de marzo de 2014

Capítulo 7. Parte tres

Antes que nada quiero pedir una disculpa por el retraso y espero que esta parte les guste mucho.

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El animal me tiro al suelo y jalaba de mi brazo de un lado a otro, rasgando la piel.

   - ¡Helena! – Ian se debatía con un lobo en el suelo, otro de ellos estaba inmóvil y con el pelaje manchado de sangre a un metro de donde Ian estaba acorralado. Dos muertos, uno con Ian y otro se encargaba de mi brazo. Cuatro. Yo había visto cinco.
   Haciendo el miedo y el dolor a un lado alcancé mi daga en el cinturón, el animal abrió los ojos de par en par cuando el acero se abrió paso hasta su corazón, sus mandíbulas se aflojaron y dejaron ir mi ensangrentado brazo.

   Volteé a ver a Ian. Se estaba quitando el peso muerto del lobo de encima, el movimiento lo hizo darse media vuelta y quedar mirando al suelo. Con la espalda totalmente desprotegida.
      El quinto lobo salió de la nada, solo un fugaz movimiento, una sombra que se abalanzo sobre su espalda.

     - ¡Ian! – grite a todo pulmón. Todo sucedió en cuestión de segundos. Ian abrió los ojos de par en par, entendiendo lo que estaba por suceder. Extendí mi mano en su dirección y abrí la palma como si le ordenara al animal detenerse, quería que se detuviera…si no lo hacía Ian moriría y la sola idea hizo a un lado todo el dolor para dar paso a una desesperación agonizante. Ian se dio media vuelta justo cuando las fauces del lobo se abrían por completo.

martes, 4 de marzo de 2014

Capítulo 7. Partes dos

      - Se valiente – Era mi padre, hablándome frente a frente, no a un recuerdo, estaba tan presente que sentí podía tocarlo. Los mire con el corazón encogido por la necesidad de abrazarlos, pero algo me decía que no debía tocarlos.
       Ya lo es – Mi madre, abrazada del brazo de mi padre y  me observaba con ojos cristalinos.

 
Desperté atragantándome, como si hubiese estado bajo el agua y hubiese salido justo cuando mi cuerpo ya no aguantaba la respiración, enormes bocanadas de aire entraron en mis pulmones, gire sobre mi misma y tosí seco varias veces hasta que logré controlarme.

    Seguía siendo de noche, la fogata seguía calentado el aire fresco, pero ya no tenía frio y ya no había dolor, se había ido como había llegado, pero algo era diferente dentro de mi, sentía el cuerpo fresco por dentro.
    - ¿Helena?
Era Ian.
     - Ian – lo llame mientras me incorporaba y abría los ojos, que por algún motivo me ardían.
Lo voltee a ver, estaba asustada y confundida por lo que acababa de suceder.
    - Dios mío – dijo el abriendo los ojos de par en par y palideció más de lo que ya lo había hecho – tus, tus…- Ian me miraba directo a los ojos y alzo una mano, apuntándome con debilidad.
    - ¿Qué sucede? – pregunte asustada, me impulse para ponerme de pie, pero caí.
     - Tranquila – dijo el apresurándose a mi lado y ayudándome a sentarme – pero, creo que deberías de…de verte.
     - ¿Verme? – lleve mi manos a la cabeza y cerré con fuerza los ojos – hay…hay un espejo en mi mochila.

   Se puso de pie rápidamente y en cuestión de segundos ya estaba de nuevo frente a mi con el espejo volteado contra su pecho.
   - Solo, tómatelo con calma – dijo él, extendiéndome inseguro el pequeño objeto – porque necesito que me digas que diablos fue eso.- Ian hablaba de hace momentos, cuando parecía que agonizaba.
   Tome el espejo en mi manos, las que vi mas pálidas de lo normal. Poco a poco dirigí el cristal en mi dirección, primero la barbilla, los labios que se veían mas rosados en contraste de la piel pálida y finalmente los ojos.

sábado, 1 de marzo de 2014

Capítulo 7. Transformación

De nuevo en el suelo.
   Respiraba con rapidez, recargada sobre mis codos y acalorada veía a Ian sostener la espada peligrosamente cerca de mi cuello, saborear la victoria, sabía que lo disfrutaba por la leve inclinación de su cabeza.
      - No eres rival pera mi – dijo él. Claro que lo era, estaba rojo y cansado.
Reí.
      - No…tú no eres rival para mi – pate la espada, el filo corto un poco mi barbilla. Ian quedo pasmado por el repentino movimiento y me dio tiempo para lanzármele, perdió el equilibrio y caímos los dos.
   Estaba completamente sobre el, el filo de mi daga contra su manzana de Adán. Sentí mi cuerpo ascender y descender conforme su respiraciones.
      Me miraba atónito, le acababa de voltear la jugada con una rapidez que incluso a mi me sorprendió.  
      - ¿Te rindes, Fletcher? – ronronee, ahora yo saboreaba la victoria.
En un visto y no visto, su boca se torció en una sonrisa que entendí milésimas de segundo más tarde.
   Tomo la muñeca que apoyaba en el suelo a un lado de su cuello y con la otra mano tomo la que sostenía el cuchillo, me hizo girar y ahora era yo bajo su peso, con una mano inmóvil bajo la de el y la otra seguía sosteniendo el cuchillo, pero ahora él con su gran fuerza decidía hacía donde se movería.
     Gruñí y deje caer la cabeza agotada, se me habían acabado los movimientos.
        - Creo que debes de reconsiderar lo que acabas de decir – jadeaba – y como dije antes, no eres rival para mi.
     - Eso es porque no he jugado sucio – sisee.
 Soltó el cuchillo y mi mano, levantándose, tratando de no parecer cansado, me sorprendí de que en realidad actuaba bastante bien.
   Yo me quede en el suelo unos segundos, recuperando fuerzas.
       - Te lo dije, eres muy pequeña.

martes, 25 de febrero de 2014

Capítulo 6. Parte tres

El primer cuarto de luna brillaba en el cielo. El sexto día de viaje había sido agotador, el camino se puso complicado y encontramos otra desnivelación, afortunadamente esta fue una nada comparada con la primera y pudimos cruzarla en 20 minutos.
     Todo estaba en calma y sentía la sangre correr pesada por mi venas. Habíamos cazado un ganso bastante gordo y tenia la panza llena. El viento mecía la copa de los árboles con dulzura.
   Ian dormía a unos metros de mi y el sueño estaba a punto de arrastrarme igual que él.
No tardo en hacerlo y con su llegada, llego el miedo y las manos de Flynn sobre mi hombro, las de George tratando de quitarme el vestido y luego el agua que me tragaba.
   Desperté y me incorpore de golpe, mis manos se movían tratando de alcanzar la superficie, de arañar el sueño y despertarme por completo.
      - ¡Helena! Cálmate, por favor – fue Ian quien finalmente lo logro, su manos estaban sobre mis hombros y me sacudía.
      - ¿Ian? – tenía los ojos abiertos de par en par, tratando de ver en la oscuridad.
      - Soy yo Helena, tranquila – deje de revolverme, ya no estaba ahogándome en el agua. Los ojos me ardían por las lagrimas. Poco a poco me recosté de nuevo.
      - ¿Ian? – volví a preguntar llevando mis manos a su rostro y lo palpe con cuidado, no veía nada de su cara. Era estúpido, pero mi cerebro me engañaba, me hacía pensar que era George engañándome con ayuda de la oscuridad, pero no, no era él ni si cara, ni sus manos. Ian tomo una de mis manos entre las suyas y la apretó.

        - Soy yo, no hay nadie mas.
       - No hay nadie mas – repetí, intentando convencerme. Me relaje y recargue mi cabeza en el hombro de Ian – él no esta aquí.
       - ¿Él? – pregunto Ian con suavidad, acariciando mi cabello.
       - George.
No recordé nada mas, el sueño volvió a vencerme y la oscuridad me volvió a cubrir. Incluso ese momento se borro de mi memoria y a la mañana siguiente mi cabeza lo había confundido con un sueño que no alcanzaba a recordar por completo.

domingo, 23 de febrero de 2014

Ian Fletcher

   Ian Fetcher:

Su padre fue el cazador del palacio cuando los legítimos reyes reinaban, ahora con 21 años sigue los pasos de su padre.

    La historia que le cuenta a Helena es que abandono sus servicios al palacio como cazador por las injusticias que se estaban viviendo y la maldad de la nueva monarca, aunque hay algo que no cuadra en la historia y ella tiene la sensación de que no es toda la verdad.

   Un cazador que sabe luchar como un soldado, un hombre con secretos ocultos detrás de una actitud completamente honesta y un corazón que Helena no logra descifrar.

Ha viajado de ida y vuelta a Kelmer, es por ese motivo que ahora guía a Helena a través de un bosque distinto al de Elirdea, un bosque que vera nacer algo más que solo compañeros de viaje, pero que como todo en la vida de Helena tiene y guarda secretos.

Ian. ¿un cazador? ¿un aliado? ó ¿un enemigo?.