domingo, 26 de enero de 2014

Iudir


Iudir:

El rey de los ladrones, un hombre del que se cuentan un sin fin de historias y leyendas, nadie sabe cual es su pasado o como se termino convirtiendo en forajido.

Después de la traición a la corona paso de ser un hombre al que temían a la última esperanza, (como lo fue para Helena) de aquellos a quienes rescataba de las calles.

Ahora mas que ser el Rey de ladrones y ser el principal quebrantador de la ley, es la única persona justa en todo el reino, conviertiendose en una no tan fantástica y menos joven versión de Robin Hood, robandole a quien se cruza en su camino para darselo a los pobres.

  A pesar de ser un gran hombre, también lo es duro, habiendo vivido toda su vida en el bosque y con la  prioridad de mantener su ubicación secreta y asegurar la seguridad del campamento Iudir es un líder al que mas vale obedecer.

sábado, 25 de enero de 2014

Capítulo 4. Parte uno.


ANTERIORMENTE EN EL CAPÍTULO CUATRO:


Fueron las punzadas de dolor en la parte de atrás de mi cabeza las que me regresaron a la realidad. Me incorpore con una mueca de dolor.

  Mire a mi alrededor y encontré a Iudir recostado en una cama, tenía solo la camisa y sus pantalones con una venda mojada sobre su frente, a pesar de estar dormida tenía una constante mueca de dolor impresa en el rostro. Estaba poniéndome de pie, solo desando levantarme de la mesa en a que estaba recostada y tomar aire fresco.

     - ¡Oye calma, calma! – dijo Isabelle después de entrar a la tienda y abrir los ojos como platos antes de precipitarse para sostenerme antes de que perdiera el equilibrio.
  Me abracé a ella, pero seguí caminando –si querías salir podías llamar a alguien y no solo lanzarte a por ello – dijo Isabelle pasando un brazo por mi cintura para mantenerme de pie.

Capítulo 4


  · Parte 1

  · Parte 2

  · Parte 3

  · Todo estaba desmoronándose de nuevo

  · Fin del capítulo 4 

viernes, 24 de enero de 2014

Nuevo Blog!

Acabo de comenzar otro blog, este es mas light y son pequeños fragmentos de historias que tengo revoloteando en la cabeza todo el tiempo.
   Espero se den una vuelta una vez que ya tenga entradas, acabo de terminarlo y apenas voy a ponerme manos a la obra, pueden visitarlo en las paginas que están abajo de la cabecera o den click a este enlace:

         http://dreamertoughts.blogspot.mx

Espero dejen sus comentarios, quiero saber que piensan de la idea!

  Besos Jane!!

Ptt: Dejen comentarios! ¡me encantan los comentarios y saber que piensan!

jueves, 23 de enero de 2014

Albert Einstein

"El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados"

Albert Einstein


Gabriela Mistral.

"En vano se echa la red ante los ojos de los que tienen alas."

Gabriela Mistral



martes, 21 de enero de 2014

Fin del capítulo 3.


¡HOLA CHICAS! Antes que nada tengo que decir que agradezco a todas su apoyo y especialmente a Josefa Salazar por sus comentarios que me dieron mas seguridad.
   
 ¡Ahora si!, dicho esto quiero explicar que esta entrada esta un poco revuelta ya que escribí la conclusión del capítulo 3, pero era muy corta así que decidí incluir un pedazo (avancé, vistazo, etc) de la primera parte del capítulo 4. El sábado ya publicaré completo. 


-------------------------------------------------------------------------------------------------


      - ¿Helena eres tu? ¿por qué te han llamado Anna? ¿Qué haces con esta gente?
   
Tantas preguntas se atropellaron unas a otras en mi cabeza y lo único que pude atinar a decir fue lo que llevaba guardando en la garganta demasiado tiempo.

     - Tu lo sabías, sabías cuando me dejaste ir lo que sucedía – la voz salió nudosa y pesada de mis labios y Aarón solo me observaba desde el suelo.
    Ahora el seguramente tenía 22 años y su cuerpo se había desarrollado, igual que el mío. Sus hombros se hicieron mas anchos, su barbilla se marco mas, todo su cuerpo había crecido a lo alto y ancho. Tenía el pelo en el mismo desorden y alboroto de cómo mis borrosos recuerdos lo mostraban y los ojos seguían siendo igual de increíbles, esmeraldas que parecían hipnotizarte con cada mirada. Lo peor de todo era que se veía demasiado atractivo con el uniforme del palacio.

     - Helena lo siento, solo pensaba en sacarte antes de que llegaran por ti- lo mire dolida y aparte la mirada.

     - De no ser por el hombre a quien casi matas hubiese muerto en el bosque o en el castillo, tu lo sabias, sabias de la rebelión y de…de mis padres y no dijiste nada.

Capítulo 3. Parte dos


- ¡Lo quiero vivo!- grite antes de perder a Isabelle de vista, ella me volteo a ver mientras corría y asintió con la cabeza.

  Ayude a los hombres a cargar a Iudir y ponerlo sobre una mesa que Umma despejo para nosotros, lo coloque sobre la mesa. No había notado que la flecha estaba clavada en el costado y la familiar imagen de la sangre brotando de un costado me aturdió. Toque su frente y di unas palmaditas a sus mejillas, abrió los ojos unos segundos.

    - Tengo que irme o el carruaje se ira. Confió en que Isabelle y los otros lograran detenerlo.
Asintió y volvió a cerrar los ojos.

    - No lo dejen dormir – ordene a Umma – Roz, Michael, Selene y Harry acompáñenme, tenemos una visita que hacer.

  Los hombres y la mujer a quienes nombre corrieron por sus espadas, arcos, flechas y dagas. Yo corrí por la mía a mi tienda con la rabia recorriéndome la piel. La retire de su funda y ahí estaba, letal y curveada para desgarrar con cada cuchillada. La guarde en su funda que Janeth hizo especialmente para ese tipo de cuchillo y salí de la tienda.

    Fui hasta donde el informante nos había dicho que pasarían. Espere unos minutos y justo cuando comenzaba a dudar de que Isabelle hubiese tenido éxito, los cascos de los caballos sonaron en la tierra. Harry se acomodo a mi lado y saco con agilidad y silenció su arco y monto la flecha, lista para apuntar y disparar. Le entregue mi espada y salí a mitad de camino y me deje caer en la tierra. Comencé a actuar el sollozo mas fuerte que logre emitir y el plan comenzó.

     El cochero se detuvo alarmado y no tarde en ser yo la alarmada cuando vi a los seis centinelas que custodiaban el carruaje, los de atrás iban sentados en la parte de atrás del carruaje y cuando este se detuvo bajaron de el con la mano lista sobre el mango de su espada, los otros sobre sus caballos serían mas difíciles. Alcé un poco la vista y distinguí a Gina entre las hojas, asentí con la cabeza dándole a entender que los soldados no regresarían.

   Maldije al informante por no hacer bien su trabajo y avisarnos de que estarían custodiando el carruaje de víveres. Pero al mismo tiempo me alegre, si había guardias significaba que había algo interesante.


martes, 14 de enero de 2014

Isabelle


Isabelle:

Huérfana, como la mayoría de los que viven en el campamento. Al principio fue poco querida por su cabello pelirrojo - una característica de los Grecorianos - es por eso que su cabello llega a la nuca, para eliminar lo mejor posible aquel rasgo que tanto odia.

 La única persona en quien Helena le ha contado todo lo que sucedió en es esa semana e incluso del muchacho que la ayudo a escapar.

  Es una ladrona, lista y fiel a su maestro. Alegre a pesar de lo que vivió, su padre un borracho de Grecos con el que su madre tuvo la mala suerte de toparse una noche.
    Y años después fue sentenciada a muerte por la hoguera por el crimen de la brujería y ella también habría muerto de no ser por Iudir, que la rescato 2 días antes de su ejecución, pero detrás de esa alegre capa también puede ser tan letal como cualquier otro asesino.
   El campamento y sus habitantes lo son todo para ella y al igual que todos, lo protegerán y ocultaran...cueste lo que cueste.

 Es una mas de los ladrones, otra persona que desapareció en el bosque, una persona mas que podía ser confundida con un fantasma.

Capítulo 3



       · Parte uno

     · Parte dos

        · Fin del Capítulo tres

Capítulo 3. Parte uno


"El amor no mira con los ojos, sino con el alma."
William Shakespeare


-------------------------------------------------------------------------

La flecha salió disparada con un silbido que fue escuchado demasiado tarde por el venado que cayo inmóvil milésimas de segundo después. Justo en el corazón, sin dolor y sin agonía.

   Salí de mi escondite y me acerque al hermoso animal. Era enorme, y tenía que cargarlo hasta el campamento, estaban identificando las cercanías como área de caza y cada vez se presentaban menos animales, así que tuve que alejarme mucho mas de lo normal para asegurar una continua fuente de comida.

    Tome al venado de las patas y lo arrastre con dificultad hasta una tabla que ya tenía preparada en el suelo. Le quite la flecha del corazón, la limpie y la puse de nuevo en mi carcaj. Tome las cuerdas que tenía la tabla atadas y comencé a tirar de ellas. La espalda me dolía, era mas por dormir chueca que por el esfuerzo, con lentitud llegue al campamento con el sudor corriéndome por la frente.

      - ¡Miren, miren, miren! – dijo Alma, la cocinera, mientras se limpiaba las sucias manos en un delantal tan manchado que probablemente solo ensuciaban mas sus manos – creo que a ti te toca doble Helena.
    Me reí y limpie el sudor con el dorso de la mano.

   - Todo tuyo Alma, se que no me decepcionaras. Ahora tengo que irme, vamos por algunos…víveres.
Alma negó con la cabeza divertida mientras examinaba al venado, como aprobándolo.

    - Ten cuidado chica – me advirtió antes de darse media vuelta y hablarle a algunas personas para ayudarla a cargar al enorme animal.

 Entre a mi tienda que compartía con Isabelle y me mire en el manchado espejo. Había cambiado demasiado en los últimos 3 años, mi figura era totalmente distinta y mis ojos ya no miraban con el mismo brillo. Llevaba el pelo sujeto en una cola de caballo que caía hasta la mitad de mi espalda, me mire como miraría a una extraña. En el reflejo del espejo podía ver mi libro desgastado y manchado, termine de leerlo hace años con lagrimas en los ojos y descubrí que al final estaba dedicado con la letra y palabras de mi hermano, nunca volví a escuchar de el, preguntaba de vez en cuando a gente en la que confiaba, pero nadie sabia nada.

sábado, 11 de enero de 2014

Capítulo 2. Fin del capítulo 2


Perder el conocimiento y despertar en lugares distintos era tan común que podría convertirse en una costumbre para mi. Cuando abrí los ojos y vi la tienda que me cubría el pánico me inundo, pensé que todo había sido un sueño y que en cualquier momento entraría Flynn a terminar lo que había empezado en algún momento y que Arón no podría hacer nada, pero justo cuando pensaba levantarse y salir corriendo del lugar una mujer de cabello castaño claro entro en la tienda con un cazo de agua y vendas.

   Mi vestido estaba rasgado y colgado en una silla a pocos metros de mi, lo habían cortado para quitármelo y ahora estaba de nuevo solamente con un camisón.

      - Veo que esta despierta majestad.

La manera en la que la mujer se dirigió a ella la tomo por sorpresa, era claramente una Elirdeana, el idioma y el pelo lo decían todo.

     - ¿Dónde estoy?- pregunte mientras me llevaba una mano al costado y descubrir que estaba limpiamente vendado - ¿Lo has hecho tu?

      - Hace muchas preguntas – le dijo negando con la cabeza mientras remojaba una venda en el agua y la exprimía-  pero si, las vendas son obra mía y a lo que respecta de la ubicación temo que eso no lo sabrá.


jueves, 9 de enero de 2014

El beso que nunca debió pasar.

FRAGMENTO CAP 1, PARTE DOS.


 

 Poco a poco levanto la vista y se encontró con mis ojos. El ambiente era tan denso que podía cortarse con un cuchillo, solo basto con que me inclinara levemente hacía el. 

    Arón soltó el vestido que volvió a caer a mis pies acompañado del suave sonido de la tela y me beso.

    Su mano me abrazaba con delicadeza la parte de atrás del cuello y me atraía a hacía el.

Yo le devolvía el beso y solté un suspiro cuando sus labios alcanzaron mi cuello y luego mi clavícula.

Me beso, lo bese. Me condene

Khan

Khan:

Un hombre que podría matar a quien se le ponga en su camino para conseguir lo que se propone.

   El hombre que atormenta las pesadillas de Helena por su maldad. Orquesto el asesinato de la familia real por ordenes de la monarca que ahora reina en Elirdea.

  Un soldado, un asesino a sueldo, un profugo, criminal, la mente maestra de las traiciones. Ese es el hombre detrás de Helena, un cabo suelto que debe de desaparecer.

  Tiene a sus ordenes a los soldados y la escoria de dos reinos, con un poder infinito y amigos poderosos Khan no es alguien a quien se pueda pasar por alto. Un nombre que todos han escuchado desde la conquista y al cual temen.


Corre Helena, corre y rápido.

Arón

Arón:

¿Que se sabe de el?...mas o menos nada.

Era el cazador en el grupo que secuestro a Helena y  la mano derecha de Khan.  Con ojos tan verdes como el del musgo.

Arón parece uno de esas personas que no tiene un pasado y sí lo tiene, debe de ser uno muy oscuro.

 La llegada de Helena lo hace pensar que puede hacer algo más que solo la mano derecha de un secuestrador de Grecos.

Arón hará lo que sea para llegar mas alto, por dejar de ser solo un cazador  y Helena esta en su futuro.
             
                                     

miércoles, 8 de enero de 2014

Bill Cosby


"No todos los ojos cerrados duermen, ni todos los ojos abiertos ven."

Bill Cosby.


martes, 7 de enero de 2014

Capítulo 2. Parte 2 [recuperado]


ESTOY HECHA UN DESASTRE!
Checando el archivo de entradas me di cuenta de que faltaba un hueco! seguro lo borre cuando mi computadora se volvió loca y clóno como 20 entradas 

:( Buhuu perdí todos los comentarios, espero lo vuelvan a leer!

--------------------------------------------------------------------------------------------------------


Volví a morderme el labio y jugué con mi anillo. Una joya dorada, hecha de oro y con el emblema de la familia real grabado en el, una enorme águila en un duelo a muerte contra un magnifico dragón. Siempre que lo veía con detenimiento me preguntaba quien habría ganado el duelo, si el águila o el dragón. El águila era mi reino y el dragón es el de los Grecorianos, siempre en guerra, una lucha que aún no acababa y solo lo haría hasta que uno callera, para siempre.

    Aarón se acerco a mi, sin decir una palabra  y me ayudo a ponerme de píe. Me costo mas trabajo del que imaginaba, pero finalmente lo logre.   Me ayudo a ponerme el camisón limpio sobre el que estaba sucio y desgarrado. Me costaba mucho trabajo alzar los brazos , sentía como lo carne se estiraba y el dolor me martillaba en la cabeza. Fue peor cuando tuve que quitarme el camisón viejo por debajo del nuevo.

       El vestido que habían traído era el de color verde, mi hermana me había obsequiado ese vestido en mi cumpleaños, un 27 de Noviembre.

     Puso el vestido en el suelo y yo me coloque en el agujero. Aarón subió el vestido con lentitud para no rozar las vendas.
    Cada vez que sus manos me rozaban se me erizaba la piel.

Llego a donde terminaba el busto y detuvo sus mano ahí. Mi respiración se acelero y mis latidos fueron en aumento, pero no estaba asustada. Estaba parada frente a el a pocos centímetros y Aarón tenía la mirada clavada en sus manos que abrazaban un poco mas arriba de la cintura.

    Poco a poco levanto la vista y se encontró con mis ojos. El ambiente era tan denso que podía cortarse con un cuchillo, solo basto con que me inclinara levemente hacía el. Soltó el vestido que volvió a caer a mis pies acompañado del suave sonido de la tela y me beso.

    Su mano me abrazaba con delicadeza la parte de atrás del cuello y me atraía a hacía el.
Yo le devolvía el beso y solté un suspiro cuando sus labios alcanzaron mi cuello y luego mi clavícula. Volvió a besarme y mis labios abrazaron los suyos, abría la boca y sentía como mis respiraciones se fusionaban con las de el. Sus manos bajaron hasta mi cintura, gruñí por la punzada dolor que me causo, pero el lo ahogo con sus labios.

    - Lo siento – me dijo con su boca pegada a la mía.
Sus manos llegaron hasta mis hombros y bajaron un poco la tela que los cubría, repitiendo el ritual que había hecho Flynn, pero esta vez sus caricias no me asqueaban ni su presencia me aturdía.

    - Tienes que irte – me dijo apartándome un poco para poder hablar y mirándome a los ojos.
Enrede una mano en su pelo sin apartar la mirada y la lleve hasta acariciar su mejilla, Aarón abrazo con su mano la mía y volvió a besarme. Olía a pino. Sus manos se enredaron en mi pelo y sus dedos cosquillearon el mi nuca, la sensación me hizo sonreír por primera vez en lo que calculaba una semana. Aarón sintió mis labios curvearse y al parecer el también sonrió sin apartarse de mi.

    -  Puedo detenerlos hasta pasado el anochecer – dijo con una pronunciación algo distorsionada por mis labios.

    - ¿Y tu? – le dije apartándolo con suavidad
Negó con la cabeza.

     - Nadie lo sabrá.
 Puse mi mano sobre su corazón y lo sentir latir a una velocidad que sonaba como la de un caballo corriendo. Sus labios pasaron de los míos a mi mejilla y luego a mi frente. Poco a poco me aparto.

     - Sal de ese lado, da con el bosque – me decía mientras acariciaba mis mejillas con sus manos, sus ojos brillaban por el dolor y todo el torrente de emociones que lo rodeaban se reflejaba en su mirada esmeralda –bajo esa manta están cosas que probablemente necesites, tómalas y cuando llegues al bosque corre Helena, corre y no mires atrás.
   Mi nombre en sus labios me sorprendió, nadie me había llamado por mi nombre desde que había llegado al campamento y su sonido me pareció algo extraño, pero me gusto como lo había pronunciado el.
     Me dio un último beso que parecía robarme el alma, lleno de añoranza. No lo entendía, no entendía como podía sentirme así y como el podía sentir por mi algo que estaba prohibido para ambos. Enrede mi mano con la suya y el beso el dorso de la mía. Se aparto de mi y dio media vuelta.

    - Aarón espera – le dije antes de que saliera de la tienda. Pronunciar su nombre me pareció extraño, y el dio el aspecto de sentirse como yo cuando el dijo el mío – toma esto – dije mientras caminaba hacía el y me quitaba el anillo de la mano y lo colocaba sobre la de el.

    -Llévalo siempre y cuando te encuentre sabré que eres tu y que puedes confiar en mi y yo en ti.

    - No puedo llevarlo Helena, sospecharan.

    - Di que me lo robaste.
Bajo la mirada y observo el anillo resplandeciendo dorado sobre su mano, cerro el puño y metió el anillo a su pantalón. Beso mi frente y sus labios se quedaron ahí reposando un momento antes de salir de la tienda. No sabía que era última vez que le vería en años.

     Me lleve el dorso de mi mano a la frente y solté el aire por la boca tratando de poner los atropellados pensamientos que me cruzaban por la cabeza.

   De inmediato el corazón me dio un vuelco y comenzó a correr a toda velocidad. Mire el vestido en el piso y me arme de valor para lo que estaba por hacer.
Era verde pino, las mangas llegaban pegadas hasta las muñecas, pero estaba adornado por una tela transparente que llegaba hasta  mis nudillos. Se ajustaba por delante, las correas bordadas de hilo de oro estaban cruzadas sobre mi abdomen de modo que apretaban mi cintura. Varias lagrimas de dolor se escaparon de las comisuras de mis ojos cuando las ajustaba.

   Para mi sorpresa el atardecer no tardó en terminar y nadie se había dado una vuelta por la tienda. Mire de un lado a otro dentro del lugar, comencé a rebuscar entre las cosas de Aarón.

   Encontré vendas, una cantimplora, un pequeño costalito con unas pocas monedas de Elirdea, reino, mi dentro de ella, carne seca que sabía amarga y una bolsa. Sin pensarlo lo metí todo en ella, fue hasta que no escondí el costal en un pequeño hueco que había hecho entre los pliegues del vestido que no caí en la cuenta de lo que estaba haciendo, me maree y por poco perdía el equilibrio, pero me negué a caer.

   Me lleve una mano a la frente, me sudaba frío y las manos las tenía heladas y temblorosas. Me aparte un poco y capte por el rabillo de ojo algo extraño debajo del tapete que Aarón usaba como colcha para dormir. Recordé lo que me había dicho, sobre que lo que ahí estaba me serviría. Me acerque a el y lo levante; la tierra estaba removida y no había sido aplanada correctamente. Rasque con las manos, las uñas se llenaron de tierra y mis manos se mancharon por la tierra húmeda. Finalmente llegue a donde el paquete estaba, su contenido me sorprendió demasiado, aunque bien pude haber soltado un grito ahogado, solo me le quede viendo, sintiendo como mi pecho ascendía y descendía con rapidez.

   Tome la daga, era extraña, al menos yo nunca había visto una con el final de filo curveado hacía la derecha o izquierda, dependiendo desde que lado se tomara. Tenia el mango color plata y una pequeña piedra verde la adornaba. La guarde dentro del mismo pliegue que guardaba el costal con el dinero, estaba poniéndome de pie cuando el secreto agujero volvió captar mi atención. Cubierto por una pequeña capa de tierra estaba algo con forma cuadrada envuelto por un pañuelo, lo tome y le quite la tela. Era mi libro, lo hojee rápidamente y encontré con una pagina doblada en una esquina a mitad de libro.
   Un pequeño flashback me golpeo, regresándome al carruaje cuando había abandonado mi lectura después de un golpe que nos altero a todas. No había vuelto a pensar en ese libro desde que me sacaron a tirones del carruaje y cambiaron mi vida. El punto era que yo había leído hasta los primeros 12 capítulos y esa agina doblada a mitad del libro me dijeron que alguien había estado leyéndolo. Me mordí el labio y guarde el libro en la bolsa, cubrí el agujero y regrese la colcha a su lugar.

   Las ultimas luces del atardecer abandonaban el cielo, dando paso al oscuro anochecer y como una diosa, un guardián o un juez la luna volvió a alzarse magnifica sobre nosotros, observando todo en silencio. Pegue el oído a la manta, por la parte de atrás, la cual si no me equivocaba daba al bosque. No se escuchaba nada. Respire profundamente y me puse a gatas, arrastrándome fuera de la tienda. El dolor era penetrante y la angustia me recorría cada pulsación.

  Pensé que en cualquier momento, alguien daría la vuelta a la tienda y me encontraría con medio cuerpo fuera de la tienda y una bolsa de provisiones al hombro preparada para huir. Imagine como sería sentir el filo de la espada atravesándome. Un escalofrío me recorrió la espalda y cerré los ojos tratando de alejar esa sensación.

   Me movía como una serpiente, meneándome de un lado a otro, llenándome las manos y el vestido de tierra. Escuchaba sonidos de una platica a lo lejos, pero cada vez que un grillo saltaba o el viento mecía la copa de los arboles con fuerza me estremecía pensando que ellos lo escucharían y fueran a revisar. Mi mente generaba imágenes de Aarón fracasando, de que Khan y los otros notarían algo raro y de inmediato vendrían por mi, me matarían a mi y a Erick. No tenía sentido, pero finalmente el miedo nubla la visión de todo el mundo. Finalmente todo el cuerpo salió libre y a pesar del dolor y que lo único que quería era recostarme y recobrar la respiración, me levante con tanta brusquedad que me maree ligeramente, tambaleándome unos pasos, en cuanto recupere la compostura me precipite hacía le espesura del bosque lo mas silenciosamente posible, pero también ansiosa de alejarme lo antes posible de ellos.

   Los árboles se abrían paso frente a mi, las ramas me golpeaban las mejillas con filosos latigazos, de vez en vez el vestido se me enredaba y me tropezaba con la tela y cada vez que caía sentía como la herida gritaba y me recorría el abdomen con un furioso fuego helado que me quemaba.

   Alcance a escuchar el sonido de gritos de frustración a lo lejos y como si las vibraciones de aquella voz me empujaran corrí mas rápido. El aire en mis pulmones entraba con dificultad a medida que pasaban los segundos y yo no me daba un respiro, mi costado comenzó a dolor de sobre manera, como si me retorcieran algo por dentro y el dolor me imposibilitaba respirar, después de un rato no puede continuar y me recargue en un árbol para recuperar la respiración.

 Escuche el sordo sonido de los cascos golpear la tierra, como el de la estampida de terror que me persigue en mis pesadillas, el golpeteo de los cascos se fusiono con el latir de mi corazón y poco a poco sonaba cada vez mas y mas fuerte. Espere que la oscuridad me protegiera, pero ahí estaba de nuevo, la luna llena iluminándolo todo como una vela de luz blanca, mostrando el camino y señalándome con sus aros de luz.<<aquí esta muchachos, ¿qué no la ven perfectamente iluminada?>>
  Me forcé a seguir corriendo, di unos cuantos y descoordinados pasos cuando la tierra se abrió bajo mis pies y me trago, no me dio tiempo ni de gritar, pronto estaba en un agujero que el tiempo había causado, cubierta por raíces secas que se habían quebrado bajo mis pies, algunas todavía quedaban en su lugar y me cubrían ocultándome entre tierra y ramas, creando una pequeña capsula que me protegía.
   Estaba tan aturdida que mi corazón no salió de su pecho cuando los cascos pasaron tan cerca mío que pude distinguir la tierra que tenían incrustada y los músculos de los animales galopando con sus malévolos jinetes impulsándolos.




Me desperté y el dolor no tardo en abrirse paso.
Los rayos de sol se colaban entre las ramas y hojas que me cubrían, generando un extraño juego de luces a mi alrededor. Un rayito de sol quedan justo sobre mis ojos y la brillante luz me desenfoco unos segundos mientras mis pupilas se ajustaban a la luz.

  Me sentía entumida y por un momento pensé que no podría moverme.
Poco a poco fui recuperando control de mis extremidades, tenía la boca seca y la sentía pastosa cada vez que tragaba saliva, la panza me rugió de nuevo y temí que Khan escuchara a mi estomago protestando y me sacara de los cabellos de mi pequeño escondite.

   Espere unos minutos a confirmar que nadie vendría por mi.
Estire la mano sobre mi y me sorprendí al ver que el techo de raíces estaba mucho as alto de lo que pensaba, con el brazo extendido apenas podía tocar las ramas que me cubrían con la yema de los dedos. Poco a poco me incorpore mordiéndome el labio y reprimiendo gemidos de dolor, me senté con la espalda un poco encorvada y me quede ahí hasta que me decidí a salir.

  El agujero por el que había caído estaba demasiado alto para que pudiera escalarlo con el abdomen prácticamente desgarrado, busque una salida mas accesible para mi condición y vi que si seguía el túnel que las raíces habían creado podría salir por un desnivel a unos metros de mi que dejaba la superficie a mi alcance. Comencé a gatear y cada movimiento me taladraba la cabeza por el dolor, pero no me detuve hasta que llegue al desnivel. Arranque las ramas sobre mí y salí a la superficie. Gatee un poco mas para alejarme de donde las raíces habían ahuecado la tierra y condenarme a caer de nuevo. Cuando llegue a un tronco tan ancho como tres hombres me tendí a su lado y me concentre en la copa de los árboles, meciéndose de un lado a otro.

   El sonido de una rama quebrándose fue lo que me impulso a ponerme de pie con un quejido y comenzar a caminar. El frio me hacia abrazarme a mi misma, y mas que caminar me tambaleaba de un lado a otro con poca gracia.
     No sabía donde estaba pero sabía a donde ir. Elirdea se encuentra si se sigue el Este, sabía ubicar la estrella del Norte, solo que era de día y en vez de guiarme por las estrellas me guie por el sol. Era de mañana y todavía estaba ascendiendo por el Este. No podía confiar en el sol a lo largo de la tarde así que fije una línea recta.

    El estomago me rugía con maldad cada media hora, no había comido mas que una vez en una semana mínimo y podía sentir como el estomago se retorcía dentro de mi, quejándose por el vacío. Lleve mi mano a mi anillo para jugar con el, como siempre hacía cuando estaba nerviosa y me encontré a mi misma sorprendida de su ausencia unos segundos antes de recordar que se lo había dado a Aarón, y un nuevo vació me llego al pecho. Me preguntaba si había pasado desapercibido y si algún día lo volvería a ver.

    Me detenía de vez en cuando a ocultarme entre los arbustos cuando escuchaba algún sonido que fuera mas sospechoso que una ramita quebrándose, mis piernas temblaban por la caminata y por lo débiles que estaban a causa de la falta de comida, pero no deje de caminar. El viento me revolvía el cabello y constantemente tenía que ponerlo detrás de mi oreja. Fue hasta que lleve una mano a mi cadera para desenredar unas hojas que se me habían pegado que note como mi mano se teñía de rojo, la lleve frente a mi alarmada y note que estaba fresca. Volví a mirar mi costado y vi como el vestido se había oscurecido por el liquido escarlata que a partir del día de mi captura atormentaba mis sueños, tenia una gran mancha que me alarmaba de sobre manera, si seguía perdiendo sangre demasiado tiempo moriría. La herida me impulso a moverme mas rápido como si me apresurara a tomar un carruaje que se iría si no llegaba a tiempo.

   Hubo un momento durante la tarde que perdí el conocimiento, desperté desorientada. El sol se encontraba en el centro del cielo y atormentaba el clima con sus rayos que me causaban una jaqueca mas y mas poderosa a cada segundo a mi lado estaba la bolsa de Aarón, rota. Los animales la habían roído y se habían llevado la comida y la cantimplora la habían masticado hasta hacerle un agujero y dejar escapar el agua, incluso las vendas estaban llenas de tierra. Me incorpore con dificultad y me sorprendí al ver que las hojas se habían teñido de rojo por mi sangre al caer sobre ellas. Por mas que quería asustarme el agotamiento y la perdida de sangre estaba ganándome, las vendas estaban inservibles y lo único que atine a hacer fue revolverlas con el pie para dispersar el rastro y seguí caminando, confiando en que siguiera la dirección correcta.

   Pocos minutos después un venado paso corriendo frente a mi y casi causa que me muera de un infarto, desapareció prácticamente de inmediato dejándome con el corazón palpitándome en la garganta. Cuando llego el atardecer me sentía una sonámbula que se había desconectado de su cuerpo y solo seguía caminando por el impulso del último paso. Mire lo hermoso que se veía el cielo teñido por esos colores tan irreales y cálidos, los maldije por verse tan alegres y burlones cuando yo estaba pocos pasos de morir desangrada.
   Algo agito los arbustos a mi espalda, pero yo estaba tan aturdida y desconectada del mundo que no lo escuche o bien decidí ignóralo pensando que era el idiota del venado una vez mas. Me equivoque y note mi error segundos mas tarde.

     - Detente si sabes lo que te conviene linda, danos todo lo que tienes y te dejaremos ir.

Pensé que era Khan con sus hombres, y el miedo me hizo temblar. Poco a poco la poca estabilidad mental que me quedaba comenzó a funcionar y llego a la conclusión de que Khan no me abría pedido entregarle todas mis pertenencias y segunda, aquella voz no tenía el acento que tienen los habitantes de Grecos.

     - ¿Qué no me has escuchado?- dijo el hombre con una voz ronca.
Poco a poco me di media vuelta y descubrí que aquel hombre que daba ordenes tan seguro de si mismo abría la boca y los ojos claramente aturdido, nunca imagino que se encontraría a la princesa desangrándose a mitad del bosque. Era un ladrón, un hombre del bosque, y aunque su aspecto no era muy prometedor me sentí segura cerca de uno de los míos, sin importar su oficio o que tenían que hacer 
para vivir.

      - Ayúdame – fue lo último que alcance a susurrar antes de desmayarme por tercera vez.